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Las madres de dÃa somos personas empáticas, pacientes, serenas, respetuosas, tiernas, cercanas, alegres, ordenadas y felices
Lo que mejor nos define, nuestra mirada respetuosa a la infancia
Las madres de dÃa reunimos una serie de rasgos o cualidades que son comunes a todas y cada una de nosotras, y que definen muy bien nuestra forma de trabajar. Sin duda, todos ellos necesarios para la que mejor nos identifica: la mirada respetuosa a la infancia.
Las madres de dÃa somos personas formadas de base en: Magisterio, PsicologÃa, PedagogÃa o PsicologÃa. Y además estamos formadas o tenemos conocimientos profundos en pedagogÃas respetuosas (Montessori, Pikler, Waldorf, Reggio Emilia…)
Hay madres de dÃa que vivimos con pareja e hijos en casa. Madres de dÃa que viven solas o en pareja y no tienen hijos. Madres de dÃa que son madres solas o separadas. Madres de dÃa que acaban de ser madres y, mientras crÃan a su bebé, abren las puertas de su hogar a otros dos niños/as… Y, por supuesto, padres de dÃa, aunque sean menos comunes, pero que también se identifican con todas las cualidades que enumero a continuación.
Empáticas, cercanas, tiernas
- EmpatÃa: Una madre de dÃa se muestra empática con la situación de la madre que nos deja a su bebé porque, la mayorÃa, hemos pasado por eso en nuestra vida y sabemos la angustia que produce la primera vez esa separación.
- CercanÃa: Una madre de dÃa es una persona cercana, amable, que siempre está ahà y que tiende la mano a la familia, al bebé, le abre su hogar. En muchos casos, llegamos a establecer tal vÃnculo, que incluso nuestra relación desemboca en amistad.
- Ternura: Las madres de dÃa derrochamos ternura con los niños/as, adoramos su mundo, respetamos sus ritmos, sus necesidades individuales. Les atendemos como si fueran nuestros propios hijos e hijas.
Alegres, ordenadas, respetuosas, pacientes, serenas
- AlegrÃa: Las madres de dÃa somos, en general, personas alegres, optimistas, porque adoramos nuestro trabajo. Somos felices con lo que hacemos. Nos gusta el mundo con color. Simplemente disfrutamos porque ejercemos con vocación en nuestro hogar, que es un espacio cálido, seguro y acogedor. El lugar donde más cómodas estamos del mundo. ¡Trabajamos en calcetines!Â
- Orden: Las madres de dÃa somos personas ordenadas en todos los sentidos. Tenemos la casa cuidada, limpia, y nos gusta también ser ordenadas en la alimentación, ofreciendo menús caseros sanos, equilibrados y con los nutrientes necesarios. Somos ordenadas en los ritmos. Usamos canciones para los cambios de rutina con el fin de ayudar a nuestros niños y niñas a interiorizar los ritmos del dÃa.
- Respeto: Las madres de dÃa sentimos un profundo respeto hacia el niño/a: Le hablamos a su altura, es decir, nos agachamos para dirigirnos a él/ella. Verbalizamos todo lo que vamos a hacer con él antes de hacerlo (sonarle los mocos, ayudarle a abrocharse un botón si aún no sabe). Respetamos su juego y su movimiento libre. Le observamos conscientemente, sin interrumpir su juego, sin anticiparnos a él, sin ayudarle si no nos lo pide. Confiando en sus posibilidades de desarrollo dejándole hacer sin temer que pueda caerse o mancharse. Dejándole autonomÃa.
- Paciencia: Las madres de dÃa somos personas pacientes a la hora de tratar con los niños/as, gestionar una rabieta, resolver algún conflicto…
Personas maduras, felices, serenas
- Madurez: La mayorÃa de las madres de dÃa estamos en la franja de los 30 a los 55 años. En general, nuestra madurez y nuestra dedicación consciente y maternal son puntos favorables de cara a ofrecer confianza a esas familias que nos dejan a sus tesoros más preciados.Â
- Serenidad: Las madres de dÃa no perdemos los nervios ni gritamos. Actuamos serenas, desde la calma. Usando palabras y enseñando a los niños/as a usarlas entre ellos/as.
- Felicidad: Yo siempre digo que, desde que soy madre de dÃa, no siento el sÃndrome post vacacional ni el sÃndrome del domingo por la tarde. Simplemente soy feliz con mi trabajo, porque es un trabajo que disfruto y que saboreo. Y lo hago al ritmo del niño/a. Sin prisa. Con tiempo. ¿Quién puede permitirse ese lujo en el siglo XXI?
Ser madre de dÃa es revivir los comienzos de la maternidad una y otra vez. Para mÃ, lo mejor de la vida.
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