Las madres de día ponemos límites y normas a nuestros peques a diario, siempre desde el respeto, pero entendiendo que son necesarios para ayudarles en su desarrollo madurativo.
En este post encontrarás
Los límites, lejos de resultar perjudiciales para el niño, consiguen hacerle sentir seguro y emocionalmente equilibrado
Las normas, por su parte, sirven para que la convivencia entre tres o cuatro niños de 0 a 3 años en un mismo espacio, funcione
¿Cuándo hay que comenzar a poner límites y normas?
A partir de 1 año, cuando el peque ya se suelta a andar y se da cuenta de que puede llegar solito a más sitios, es conveniente empezar a hacerlo.
Y, por supuesto, a partir de los 2 años, los límites y las normas han de ser una constante en nuestro día a día.
¿Cuáles son los límites y normas más frecuentes que se pueden dar en un nido de madre de día?
Te los enumero desde mi experiencia:
1. Respetar los espacios dentro del hogar
Los niños y niñas deben conocer desde el principio qué rincones de la casita pueden explorar y cuáles no. Si por ejemplo no queremos que entren en nuestro dormitorio o en un despacho, lo normal es que esa puerta permanezca cerrada y no se utilice para el proyecto, aunque en ocasiones podría estar abierta y ellos tienen que entender que ahí no pueden entrar.
2. Cuidar el material y los juguetes
Hay que enseñarles como norma de la casita a cuidar el material que utilizamos todos los días para jugar. Romper las hojas de un cuento no es algo divertido y la consecuencia si lo hacemos es que nos quedamos sin poder leer ese cuento y hay que retirarlo de la biblioteca.
Predicar con el ejemplo
3. A la hora de ordenar, les enseñamos a recoger
Es muy difícil que un niño tan pequeño ordene por sí mismo la habitación después de jugar. Pero nosotras tenemos que predicar con el ejemplo y enseñarles a que todo debe quedar recogido y ordenado antes de pasar a otra actividad. En mi caso, empleo una canción para recoger y, en principio, lo hago yo sola, a su altura, y les animo a ayudarme.
Cuando después de un tiempo repito esta rutina a diario, como si de un milagro se tratase, por sí solos ya comienzan a guardar las cosas exactamente en el lugar que corresponden.
4. A la hora de comer, no tirar la comida al suelo
Los niños tienen que mancharse a la hora de comer. Lo consideramos necesario para su autonomía y desarrollo. A veces comen con la cuchara, a veces con la mano… Pero cuando ya se sacian, en algún caso comienzan a tirar la comida al suelo. En ese momento, hay que dejar clara la norma y retirarles el platito, siempre verbalizando lo que vamos a hacer, si no quieren continuar comiendo.
Límites y normas en la calle
5. A la hora de cruzar, sujetos a la sillita
Es frecuente que una madre de día lleve a uno o varios niños andando en su paseo al parque, además de otros dos en una sillita o mochila. Sea como sea, a la hora de cruzar, los niños no pueden ir sueltos, sino que hay que enseñarles a cruzar sujetándose a la sillita o de nuestra mano, en caso de llevarla libre.
6. Si decimos parar, paramos
Mientras vamos por la acera, les permitimos ir andando solitos, sin ir necesariamente sujetos a la silla, pero siempre cerca de nosotras. Si se adelantan y vemos que se acercan a un cruce, salida de garaje o carretera, en ese caso tenemos que ser firmes y decirles que paren. Por supuesto, marcarles el límite hasta donde pueden llegar solos sin ningún riesgo.
7. Está bien que exploren, pero no todo vale
La exploración innata de un niño le hace a veces adentrarse en terrenos un tanto peligrosos. En este caso, debemos alertar de los peligros sin titubeos: si se meten algo peligroso en la boca, si tocan una caca de perro, si se escapan solos y quedan fuera del alcance de nuestro campo visual… Tenemos que dejarles claro que no todo vale.
Cuidar siempre a los amigos
8. No arrebatar un juguete a otro niño
Es frecuente que un niño le quite de las manos a otro un juguete en un momento dado. Por mucho que el segundo no llegue a protestar por esto, es importantísimo dejar claro en ese momento que si el juguete lo tiene el otro no puede arrebatárselo de las manos. Podemos o bien ofrecerle una alternativa para que juegue o bien decirle que espere a que el niño deje de jugar y entonces ya lo pueda coger él.
9. No pegar, no morder, no empujar
Son los tres límites más claros que tenemos que ponerles una y otra vez. Cuidar a los amigos. Y por supuesto, nunca pegarles, morderles o empujarles. Al retener poco su memoria, es muy importante repetirles mucho este límite si se da con frecuencia en algún caso. Solo repitiéndole una y otra vez que eso no se puede hacer de ninguna forma, aprenderá algún día a no hacerlo.
Con las rabietas, calma y paciencia
En ocasiones, los niños no entienden los límites y normas y pueden desencadenar en una rabieta. Aquí tenemos que poner en práctica nuestro arma fundamental: la paciencia.
A un niño con una rabieta ni se le debe gritar, ni pretender decirle que no llore, ni ofrecerle un premio con tal de que se calle. Cualquiera de estas acciones, no harán más que agravar la situación.
En caso de rabieta, ponte a su altura, empatiza con él, háblale desde la calma validando sus emociones, permítele llorar y no ignores su llanto. Y cuando al ratito se le esté pasando, trata de acercarte con un abrazo y explicándole que no siempre se puede hacer o conseguir lo que uno quiere. Lo más importante, mantenernos firmes, pero sin perder los papeles, y entendiendo que parte de nuestro trabajo como madres de día es ayudarles a madurar.
Alternativas al «no»
Por último, no abusar del “no” a la hora de poner límites y normas, sino cambiarlo por una orden en positivo. Por ejemplo, si no quieres que el peque grite, en lugar de decirle: “No grites”, dile, poniéndote a su altura con un gesto amable: “¿Y si me lo dices un poco más bajito?”.
Los límites y normas son, en definitiva, parte esencial de nuestro trabajo y, como tales, hemos de entenderlos e interiorizarlos para que la armonía sea una constante en nuestras casitas.
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