En este post encontrarás
Mantener el orden, la calma y las rutinas es necesario para el equilibrio diario en un proyecto de madre de día
Canciones, hábitos y ritmos que nos ayudan a sentirnos bien y nos dan seguridad
En mi nido de madre de día hay 11 cosas que hacemos a diario. Son costumbres que no nos saltamos. Bueno, o al menos lo intentamos 😆
De hecho, y aunque nos encanta romper la rutina, las considero acciones constantes precisamente para que la armonía se mantenga y la jornada fluya con la calma suficiente.
A continuación, paso a detallarlas:
1. Quitarnos los zapatos solitos (o al menos intentarlo) nada más entrar por la puerta
Es lo primero. Entender que el espacio en el que vamos a estar es un espacio limpio y así queremos que se mantenga. Y, por supuesto, sean los propios niños y niñas quienes tengan la costumbre de sentarse en el suelo nada más llegar, despeguen su velcro y se quiten sus zapatos para colocarlos en la entrada.
En algunas ocasiones, por las prisas, quieren tomar la iniciativa sus papás y mamás, pero en este caso les recuerdo que es preferible que lo intenten ellos mismos, aunque sea un poco más tarde. Y por supuesto, ellos si se tienen que marchar, se marchan; no hace falta que esperen.
2. Recoger la habitación después de jugar
Para lograr que el ambiente sea agradable y armonioso el orden de un espacio es vital. Después del juego libre es muy normal que todo haya quedado bastante desordenado, pero con la ayuda de unos enanitos muy diligentes, cada día dejamos la habitación como antes de haber jugado.
Y sí. Aunque al principio era yo sola la que recogía (y no pretendía que me siguieran) lo cierto es que he conseguido que a fuerza de imitación todos y todas colaboren introduciendo cada objeto en su lugar mientras cantamos la canción de los enanitos.
Y es que no hay mayor aprendizaje que la propia imitación. Soy consciente de que soy un espejo para los peques.
3. Leer cuentos
La verdad es que todos los días leemos algún cuento. Es algo que no solemos perdonar jamás. Da igual si ese día hemos hecho alguna actividad preparada o simplemente ha sido juego libre. Los cuentos no nos faltan. Cantados, leídos y contados. Y últimamente el atlas de los animales del mundo se ha convertido en nuestra pequeña lectura de cabecera.
Leemos y aprendemos cada día un montón de cosas nuevas y sus mentes curiosas no hacen más que preguntar y preguntar.
4. Un ratito de bailar y cantar
Después del desayuno y antes de ir al parque nos entra una energía tremenda, además de una gran alegría en el cuerpo. Nos gusta mucho cantar y bailar y es algo que no solemos perdonar ni un solo día. Después, revisamos que los pañales estén bien sequitos o hacemos cambio si es necesario.
5. Negociar cómo vamos a ir al parque antes de salir
Desde luego ir al parque con 4 criaturas cada día requiere de una previa preparación. Normalmente vamos con un carrito doble, una motito y un carrito de bebé que vamos turnando. Antes de salir, decidimos quién va a llevar cada cosa o en qué momento vamos a dejar que otro lo haga. Como el camino está tan trillado, conocen perfectamente las distintas paradas que solemos hacer.
6. Recordar las normas durante el camino
Importante que tengan claro que hay que estar bien cerca del carrito mientras vamos por la calle. Y si alguno va más adelantado, le voy poniendo «estaciones» por el camino para que me vaya esperando: hasta el último árbol, hasta el último banco, hasta la alcantarilla grande…
Muchas veces el propio paseo está tan lleno de estímulos, que tardamos una eternidad en recorrer un trayecto de 10 minutos, pero, ¿qué prisa tenemos? Ninguna.
Nos paramos a hablar con todo el mundo por la calle: «¿Son todos tuyos?» ¡Esta pregunta creo que también la contesto a diario!
7. Lavar las manos contando hasta 15
Siempre después del parque y antes de comer, vamos al cuarto de baño a lavar las manitas. Nos gusta estar un ratito con los dedos bajo el agua enjabonando. Y para limitar un poco el tiempo y no gastar más agua de la necesaria, contamos hasta 15 antes de enjuagar.
Cada peque cuelga su toalla en el ganchito que corresponde.
8. Cultivar la paciencia
Es sentarse en la mesa y querer comer a toda costa.
¡Cómo vienen del parque después de recargar pilas!
Ahí solemos cantar la canción de «Los pollitos» y el mayor me ayuda a decir a los más pequeñines y pequeñinas: «paciencia, paciencia». La comida va a llegar, pero antes hay que colaborar para poner los baberos y preparar la mesa.
9. Ayudar a recoger y limpiar la mesa después de comer
Antes de la siesta, nos tomamos un ratito en la sobremesa para dejar la cocina bien limpia y ordenada. En general, todos y todas quieren colaborar con un trapito para limpiar la mesa. Considero que ésta es una tarea fabulosa, porque al involucrarse, aportan su granito de arena y aprenden a ser autónomos, al tiempo que ven que un espacio limpio y ordenado les hace sentir mejor y más a gusto para desenvolverse.
10. Preparar las camitas antes de la siesta
También me suelen ayudar con esta tarea. Los colchones están apilados en el espacio de siesta y cuando toca, cada cual coge su muñeco de dormir y sabe dónde tumbarse, mientras bajamos la persiana y comenzamos a impregnarnos del ambiente de calma necesaria para descansar lo que le pida el cuerpo a cada uno.
11. Esperar felices la llegada de mamá o papá
Es justo lo último que hacemos antes de la despedida. Estamos cerquita de la entrada esperando a que suene el telefonillo y hacemos tiempo con algo tan relajante como los juegos de dedos. Esperar así es mucho más divertido.
¡Ah! Y cada vez que suena, se levantan todos: ¡»Mi mamá», «mi papá»! Impagable ese reencuentro del que soy testigo cada día.
Y éste sencillo transcurrir es mi día a día con mis cuatro peques en La Casita de Pez Austral.
No hacemos nada del otro mundo.
Simplemente somos como una pequeña familia (eso sí, organizada) que cada día hacemos lo mismo, pero sin aburrirnos. Porque cada día es diferente al anterior, pero lo bueno es que lo disfrutamos a tope.
Las madres de día ofrecemos HOGAR
Las madres de día somos conscientes de que nuestro hogar es para los niños la prolongación del suyo. Y queremos que se sientan seguros, queridos, arropados y tranquilos.
Y estamos muy convencidas de que es el entorno más favorable para su desarrollo durante los tres primeros años de su vida, y por eso hemos apostado por esta profesión.
Curso online
Si te apetece conocer más sobre la misma o te gustaría dedicarte a ella si ya trabajas en el ámbito de la educación, te invito a conocer mi curso online, que ya ha hecho realidad decenas de proyectos de madres de día.
Y, por cierto, no me puedo sentir más contenta y agradecida de las reseñas que recibo 🥰.
Y poco más que añadir.
Como siempre, gracias por seguir ahí 😊
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