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Un ambiente interior debe ser seguro, bello y ordenado para favorecer el desarrollo de los niños
Deben primar los materiales nobles y los colores neutros sobre los plásticos y colores chillones
En numerosas ocasiones he hablado del importante papel que juega el ambiente en el aprendizaje de los niños.
Pero, ¿cómo debe ser ese ambiente para que realmente favorezca su aprendizaje y desarrollo emocional?
Un buen ambiente interior en un proyecto de madre de día debería reunir las siguientes características:
–Ser un espacio seguro: ante todo, debe contar con medidas de seguridad en cualquier sitio que percibamos que pueda existir un riesgo para el niño/a. Hay que tener en cuenta que nuestro hogar ha de estar preparado para que los niños y niñas se muevan libremente por él y, de esta forma, puedan explorar, aprender y nutrirse del ambiente. Las puertas deben contar con protectores, las mesas con esquineras y los cajones y armarios con cierres de seguridad. Además, hay que vigilar ventanas y escaleras. Por último, hay que tener cuidado con cajoneras, librerías y estanterías. Todas han de estar bien ancladas a la pared para evitar que se caigan.
–Ser un espacio calmado: un ambiente de ruido y estrés produce crispación y no favorece el desarrollo emocional de los niños. En el hogar de una madre de día debe reinar la calma. En este sentido, no es recomendable poner música de fondo, porque no a todos los niños/as puede gustarles y no tienen forma de evitar escucharla. A menos que la pongamos de forma puntual para bailar en un momento determinado, lo mejor es que reine el silencio y la calma para favorecer la comunicación, la concentración y el lenguaje.
Belleza y orden
–Ser un ambiente bello y estético: un ambiente bello, estético y bonito no es sinónimo de colorines. Todo lo contrario. Deben primar los colores neutros sobre los colores chillones y los materiales deben ser lo más nobles y naturales posibles. En este sentido, es recomendable huir de los juguetes a pilas y de plástico y priorizar los de madera poco estructurados.
–Ser un ambiente adaptado a su altura: los muebles han de ser bajitos para que los niños puedan alcanzar los objetos o juguetes que desean. Debemos procurar además tener espacios diferenciados para ayudarles a ordenar y clasificar los materiales: un rincón de lectura, la zona de los puzles, la cajita con objetos musicales, el cestito de las telas…
Calidez y calma
–Ser un ambiente con luz natural: en la medida que sea posible, el espacio en el que pasemos la mayor parte del día con los niños debe poseer luz natural para favorecer la calidez del ambiente y generar el clima de calma necesario para el buen funcionamiento del proyecto.
–Ser un ambiente ordenado: debemos procurar que la habitación no se convierta en un lugar caótico a la hora del juego libre. Intentaremos ir ordenando a la vez que se sacan nuevas cosas. Y, sobre todo, antes de ir al parque o cambiar de espacio, tenemos que procurar siempre dejar todo recogido y ordenado para que al regresar siga reinando el orden y la calma en el ambiente.
Por supuesto, en este post estoy hablando todo el rato del ambiente interior, pero no hay que olvidar nunca la importancia de nutrirse cada día del ambiente exterior y la salida a la naturaleza. Correr, trepar, subir, tocar tierra y hierba o saltar en charcos son situaciones con las que los niños aprenden día a día y es de vital importancia no privarles de ellas.
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