Compartir fotos de niños en redes sociales, ¿qué debemos saber?

La mayoría de las madres de día somos muy conscientes de los riesgos que comporta el ‘sharenting’ (anglicismo que viene de share + parenting) o la práctica de exhibir en redes sociales fotos explícitas de menores, ya sea en vídeo o foto, en el momento de su crianza.

Por eso, cuando compartimos momentos de nuestro día a día durante alguna actividad, el parque, el juego libre o la comida, lo hacemos de forma muy sutil mostrando tan solo como recurso unas manitas, unos pies, un niño de espaldas o un perfil en el que su rostro resulte irreconocible.

Y si en algún caso aparece un niño de forma explícita será porque hemos empleado una foto autorizada de un banco de imágenes, pero nunca de nuestros pequeños del nido.

Hay quienes optan por poner una pegatina o emoticono sobre el rostro del niño. Personalmente no es algo que me guste, pero siempre mejor eso que exhibir la cara de un niño o niña con o sin permiso de sus progenitores. El menor no nos ha dado su permiso y eso es lo que importa.

Autorización para fotos y vídeo

Generalmente, entre nuestros documentos figura una autorización que deben firmar madre y padre para tomar fotos o vídeos de menores durante el transcurso de la jornada, y que son compartidas solo con las propias familias del proyecto o en redes sociales, en este segundo caso sin mostrar jamás el rostro del menor y siempre como mero recurso para difundir nuestra labor pedagógica. Jamás con otro fin que pueda perjudicar la imagen y el honor de su hijo o hija.

Hay familias que aun así prefieren que no tomemos ninguna imagen de su hijo o hija o, en todo caso, de hacerlo, sea únicamente para compartirla con la propia familia a través de un foro privado. Siempre tenemos que respetar la decisión de esa familia y tener la precaución de no sacar jamás a su hijo y ni siquiera una parte de su cuerpo.

5 riesgos de subir imágenes explícitas de niños/as

¿Qué riesgos tiene el subir fotos aparentemente inocentes en redes sociales de momentos puntuales del crecimiento de nuestros menores? Yo subrayaría 5:

1. Todo lo que se publica no tiene vuelta atrás. Es muy difícil que una imagen que se ha lanzado a redes sociales pueda ser borrada en caso de arrepentimiento. El famoso derecho al olvido que tanto cuesta que se ejecute de forma efectiva.
2. El menor no tiene capacidad de decisión ni control sobre lo que se publica de él mismo. Su derecho a la intimidad se ve vulnerado desde que apenas cuenta con días de vida. Cuando llegue a su adolescencia y vea todo el trayecto de su vida digital es probable que no esté de acuerdo y sea algo que se vuelva contra la persona que lo publicó, que generalmente es su madre o padre y lo ha hecho con la mejor intención del mundo.
3. Algo aparentemente inocuo puede dar muchísima información a terceras personas sobre el niño/a, su familia, su geolocalización y nunca sabemos el uso que puedan hacer de dichas imágenes.
4. El que un miembro de la pareja quiera mostrar a su hijo en redes sociales y el otro no esté de acuerdo, en caso de divorcio puede dar lugar a conflictos futuros que, cada vez más, se acaban dirimiendo en los tribunales. Y la justicia se decanta siempre por preservar el derecho del menor.
5. Pensemos por un momento. ¿La foto va a aportar algo interesante a ese niño? Seguramente no. Y quizás cuando se haga mayor se sienta avergonzado, temeroso, ansioso o intimidado, si la imagen en cuestión es de algún momento que un adulto no mostraría ni de sí mismo.

Es normal que los padres y madres, tentados por el orgullo que nos da ver los pequeños pasitos y avances de nuestros hijos, queramos mostrar al mundo lo felices que nos hacen.

Mostrar de vez en cuando algo no está mal, siempre y cuando limitemos la privacidad y decidamos quien puede ver las imágenes, normalmente reducidos círculos de amigos íntimos y familia, por ejemplo.

Lo mejor, como todo, es tirar de sentido común y pararse a pensar si en un futuro todo lo que ahora estamos haciendo se volverá en nuestra contra. Quizás así nos lo pensemos dos veces la próxima vez.

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