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Los niños/as que acogemos en el nido nos consideran casi como su segunda madre; la persona que les arropa y les abraza cuando su mamá no está presente
Hay poca documentación acerca del origen de las madres de día, aunque parece ser que la figura nació a mediados de siglo en Alemania
Sucede. Claro que sucede. Máxime si el niño o la niña lleva con nosotras desde los pocos meses. No somos su madre, pero sin duda somos esa figura maternal, cálida y de referencia que les cuida y les arropa con acompañamiento continuo y abrazos cuando su madre no está presente. Por eso no es de extrañar que en ocasiones nos llamen, eso: «Mamá». Porque esa es al fin y al cabo la esencia de una madre de día.
No pasa nada porque lo hagan, claro que no. Es más, es algo tan tierno y bonito que solo se puede sentir si lo vives. En ese momento, debemos contribuir a no confundirles, por lo que, sin herir su sensibilidad, lo suyo es que nos acerquemos a ellos y, con la misma dulzura, les expliquemos que no somos su mamá, y que mamá está en el trabajo y en un ratito irá a buscarle. A veces se ríen y nos dicen: «Sí, mamá», «vale, mamá». Inevitable sonreírles y abrazarles en ese instante.
No somos su madre, claro que no. Pero ellos en su fuero interno sí nos perciben como figura materna. Como madres. A veces también porque conocen a nuestros hijos biológicos. Y eso que no todas las madres de día tienen. De hecho, el perfil de la madre de día es variado: con pareja e hijos, solas y con hijos, sin hijos, recién graduadas, mujeres con larga trayectoria en el mundo de la educación… ¡e incluso las hay abuelas con nietos! Pero todas tenemos ese halo maternal que nos hace cercanas a los peques del nido. Tanto como para transmitirles ese vínculo y seguridad del que solo una madre es capaz.
El origen de las madres de día
Pero, ¿por qué la denominación de «madre de día»? ¿de dónde surge? Realmente hay poca documentación escrita al respecto y es difícil encontrar el origen exacto de nuestra nomenclatura y de nuestra profesión, si bien parece que los orígenes se remontan a mediados de siglo en Alemania. Allí, la mayoría de las madres de día, llamadas «taggesmutter», se centraban en el modelo pedagógico del pensador austríaco Rudolf Steiner, precursor de la pedagogía Waldorf, que perseguía el desarrollo individual del niño a través del arte, el juego y la libertad.
Según su filosofía, el ser humano es una individualidad de espíritu, alma, y cuerpo, cuyas capacidades se despliegan en tres etapas de desarrollo hacia la madurez adulta. Estas etapas, de siete años de duración cada una (septenios) iban de los 0 a los 7 años, de los 7 a los 14 años y de los 14 a los 21. Y Antes de los 7 años se consideraba que el niño solo tenía madurez suficiente para desarrollarse a través del juego.
Las madres de día emergieron así como una figura materna de acompañamiento respetuoso al ritmo de la infancia, que ejercía con una ratio de niños/as muy bajita y en su propio hogar.
Una figura extendida en Europa
Poco a poco fueron asentándose en otros países, especialmente del norte. En Francia, Suiza, Bélgica o Reino Unido, las madres de día son una figura perfectamente habitual y regulada por el Gobierno, que incluso da ayudas económicas a las familias para que puedan tener acceso a sus iniciativas. Para ser madre de día en estos países también se necesita una formación específica y son frecuentes, al igual que en las comunidades reguladas de España, las inspecciones por parte de organismos oficiales.
Madres de día, madres…. En la semana en la que celebramos el Día de la Madre, qué mejor forma de recordar que hay que seguir luchando porque la conciliación con nuestros hijos sea una realidad. Porque sí. Lo natural es poder pasar mucho más tiempo con ellos. Y sin duda, gracias a esta bella profesión, ese propósito es una realidad.
Si eres madre y trabajas ya en el ámbito de la educación, te invito a conocer una profesión que te permite conciliar: madre de día.
Si necesitas más información puedes dejar un comentario en este post o escribirme a info@comosermadrededia.com
Y si ya estás decidida a ejercer como madre de día, independientemente de si eres o no madre, déjame que te acompañe en el camino gracias a mi curso ‘Abre tu proyecto de madre de día’.
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