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Nuestras familias son nuestras principales embajadoras, las que más nos van a impulsar a través del boca a boca
Como madres de dÃa, es importante hacer una pequeña labor de difusión por nuestro barrio
Para las madres de dÃa el boca a boca es fundamental. Sin duda es lo que, hasta ahora, sin apenas apoyo de las instituciones, nos ha alzado hasta donde estamos, ser una profesión reconocida e incluso regulada en dos comunidades: Madrid y Navarra.
Sin embargo, hay mucho por hacer. Mucho camino por recorrer. Y somos las primeras que tenemos que difundir las bondades de esta profesión sintiéndonos orgullosas de ella.
Hay muchas formas de difundir. Por supuesto es una maravilla salir en los medios de comunicación, pero somos conscientes de que eso no va a suceder todos los dÃas, sino solo cuando hay picos de demanda e interés por la cuestión que sea. ¿Que el Covid19 nos está dando un impulso para ser más conocidas? Sin duda. Pero sin olvidar que siempre hemos sido útiles a todas esas familias que han confiado en nuestra labor muchÃsimo antes de que existiera esta pandemia.
El barrio, el lugar donde nos movemos
Una madre de dÃa siempre tiene que hacer labor de difusión. La que esté en su mano. Si eres madre de dÃa, seguro que te habrán preguntado muchÃsimas veces por la calle que… «¡cómo puedes con tantos y tan chiquitines!» Normal, no pasamos desapercibidas. Y lo lógico es que, si no te conocen de nada, piensen que todos ellos son tus hijos/as y te lleguen a decir, como me pasó a mÃ:
«Ay, mÃrala qué pobre, ¡mira que haberlos tenido todos tan seguidos! Hija, pero no sé cómo puedes, ¡qué valiente!»
En este punto puedes hacer dos cosas:
- Ignorar el comentario y decir: «SÃ, sÃ, soy muy valiente. Gracias por sentir compasión por më
- O hacer labor una pequeña labor de difusión: «No, no son todos mÃos. Son de mamás y papás diferentes que han confiando en mÃ. ¿Qué quien soy yo? Soy una madre de dÃa. Soy una profesional de la educación que atiende a estas hermosuras en su hogar. Y justo, ahora, nos pilla que Ãbamos al parque. Porque, ¿sabe? nos gusta salir todos los dÃas a jugar con la tierra, las piñas, los palos, las piedras… Y, de verdad, no sienta pena ni compasión por mÃ. Que no solo no soy pobre por estar ahora asà con ellos/as, sino que le aseguro que soy muy afortunada, de verdad. Esta profesión es maravillosa».
Darnos a conocer en el barrio va a hacer que esa persona se lo comente a otra. Y esa otra a otra… y quizás la siguiente vez que nos vea, piense:
«Qué suerte, poder ir al parque cada mañana a disfrutar del aire libre con sus niños/as».
En el mercado, la panaderÃa, la farmacia, el parque…
Muchas veces, de camino al parque, paramos en algún lugar a hacer recados. Y siempre, siempre, la gente se muestra amable con nosotras. Por eso, dejar que se nos vea por estos sitios, también ayuda. Vayamos con los niños/as a veces a la fruterÃa o a comprar el pan. Y dejemos que esas personas mayores nos pregunten, disfruten de la presencia de los niños/as. De verdad que no hay mejor modo de mostrar nuestro trabajo que el que nos vean en el dÃa a dÃa.
Y en el parque seguir con esa labor de difusión. Porque quienes suelen compartir espacio con nosotras: abuelitos con sus nietos, cuidadoras, mamás de otros niños/as… sienten curiosidad y nos suelen preguntar. Y se maravillan de cómo están nuestros peques, felices. Porque los ven cada dÃa. Y esas personas luego se lo comentarán a otras… y quizás esas otras a otras… y a lo mejor algún dÃa, esa mamá que nos ha visto cómo trabajamos en el parque nos llama, para pedir una plaza para su hijo/a cuando ella se incorpore a su trabajo. Porque sin duda la mejor difusión será el ejemplo.
Nuestras familias, nuestros tesoros
Y, por supuesto, el boca a boca más importante es el de nuestras propias familias. Las que han confiado en nosotras para el cuidado de sus bebés. Porque ellas sà van a ser las mejores embajadoras de nuestra profesión. Porque saben que sus hijos/as vienen felices a las casitas a pasar la mañana mientras ellas se van tranquilÃsimas al trabajo. Porque saben que estamos siempre ahà para lo que necesiten. Que somos personas cercanas, flexibles. Y esas familias, que muy probablemente se queden con nosotras hasta el final, y nos confÃen a nuevos hermanitos/as, en un futuro traerán a nuevas familias.
Por eso siempre, siempre, hay que confiar en que esa primera familia llegará. Y cuando llegue, será un tesoro. Porque sin duda, será la llave a seguir difundiendo la profesión.
Pero, mientras, las madres de dÃa también tenemos mucho trabajo que hacer.
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