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Las madres de día que ejercemos en pisos situados en una comunidad de vecinos no debemos pasar por alto conflictos en los que podemos vernos inmersas
Por este motivo es tan importante tener una actitud clara y transparente desde el primer día en que ponemos el proyecto en marcha y atender a una serie de consejos para evitar una situación desagradable que pueda desembocar incluso en un cierre
Partimos de la base de que no a todos los vecinos o vecinas puedan agradarles los niños/as y, de hecho, les resulten molestos en determinados momentos. Por esto, mi máxima como madre de día: cuantos menos motivos les demos para quejarse de nosotras y de los peques, mejor.
Confieso que mi primera preocupación cuando abrí La Casita de Pez Austral es que un vecino no entendiera lo que iba a hacer y con frases del tipo: «¡ha montado una guardería en casa!» pudiera quejarse formalmente en una junta.
Por eso, desde el principio conocí mis propios límites y puse en práctica una serie de consejos que comparto contigo por si estás en vías de abrir y pudieran resultarte útiles.
Yo desde el principio quise dejar claro lo que hacía y por qué lo hacía, así que hablé con el portero de mi edificio. Al fin y al cabo, él tenía que tener conocimiento de las familias que iban a entrar y salir cada día por el portal, bien para las visitas/entrevistas, bien para el día a día si ya formaban parte del proyecto.
Siempre que sé que voy a recibir una visita de una familia nueva, le aviso. Asimismo si tengo una revisión de extintor. Y, por supuesto, tiene conocimiento de que cualquier día en cualquier momento un inspector de la Comunidad de Madrid puede venir por sorpresa a auditar mi proyecto.
Avisar a los vecinos de puerta
También me pareció de utilidad informar en charla distendida a mis vecinos de puerta y de abajo, quienes al fin y al cabo podrían resultar ‘afectados’ de un modo u otro por algún ruido en momentos puntuales.
Se da la circunstancia de que mi vecino de abajo era el presidente de la comunidad, por lo que también quedaba informado de mi actividad.
En mi caso, no fue necesario presentarles ningún tipo de documentación, aunque lo habría hecho sin problema si me lo hubieran pedido.
Creo que es importante ser transparentes y sobre todo teniendo en cuenta que en este caso estaba ejerciendo en la Comunidad de Madrid, donde las madres de día estamos reguladas desde el año 2015. De hecho, uno de los documentos a los que nos comprometemos al darnos de alta, es la declaración responsable de la actividad que vamos a ejercer.
No utilizar las zonas comunes
¿Y qué consejos a nivel práctico del día a día puedo daros desde mi experiencia? Por ejemplo, una de las cosas que no hago nunca es quedarme con los niños y niñas en las zonas comunes de la finca. Siempre salimos al parque y una de las razones es precisamente para evitar causar alguna molestia a los vecinos. Tan solo los días de lluvia intensa en los que casi resulta imposible moverse, permanecemos en el portal techado hasta que para y continuamos nuestra marcha.
A las familias les pido, en la medida de lo posible, una entrada y salida escalonada, precisamente para evitar aglomeraciones en el rellano, uso indebido del ascensor en plena hora punta, llantos de los peques por las circunstancias que sean, y, en definitiva, ruidos que puedan causar molestias, especialmente en la recogida a la hora de la siesta.
Cubrirnos las espaldas en el contrato
No es mi caso, pero sé que hay compañeras que en sus contratos incluyen una cláusula en la que informan a la familia de la necesidad de no utilizar las zonas comunes salvo para llevar y recoger a los niños/as. No pueden, por ejemplo, y eso han de entenderlo las familias, quedarse a merendar en la finca, pues al fin y al cabo es una propiedad privada y siempre puede haber alguien a quien no le guste.
He de decir que jamás he encontrado una mala mirada ni una queja de ningún vecino por tener abierta mi casita a la conciliación de las familias. Todo lo contrario. Los vecinos y vecinas, en su mayoría gente mayor, sonríen a los niños/as, se dirigen cariñosamente a ellos/as y se muestran agradecidos por la labor que ejerzo.
Me temo que algunos descubrieron que era madre de día cuando recibí la visita de Pedro Almodóvar en casa. Desde luego si quería pasar desapercibida… ¡eso habría echado por la borda toda mi intención!
Tanto si somos arrendatarias en un piso como propietarias del mismo, siempre tenemos que tener estos consejos en cuenta.
Si vives de alquiler, el casero debe autorizar la actividad
En el caso de las madres de día que vayan a ejercer en una vivienda arrendada, el casero debe estar informado y dar autorización de la misma, que hay que incluir en la documentación a presentar a inspección.
Es verdad que se arriesgan a la negativa, pero es mucho peor que el casero se entere después de un tiempo porque le ha llegado a través del portero o, lo que es peor, de la queja de un vecino/a.
En definitiva, que ejercer en nuestro piso tiene infinidad de ventajas, pero no hemos de olvidar que somos un servicio abierto a familias ajenas a la comunidad de vecinos. Por eso, salvo que vivamos en un chalet independiente y no tengamos que rendir cuentas a nadie, es importante integrar bien nuestro proyecto para evitar cualquier circunstancia indeseada.
Si has llegado hasta aquí, gracias, sobre todo. Y si además eres madre de día y me quieres contar qué tal la convivencia con tus vecinos, estaré encantada de que me escribas un comentario o me lo cuentes en a info@comosermadrededia.com.
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