Las 7 necesidades básicas de los niños de 0 a 3 años

Los tres primeros años en la vida del niño son el pilar básico para su desarrollo futuro. Es por este motivo que se trata de una etapa absolutamente crucial que hay que conocer en profundidad para su adaptación al mundo.

En el hogar de una madre de día tenemos muy claras cuáles son las necesidades básicas de los niños y niñas entre los 0 a los 3 años, y nuestra prioridad es cubrirlas por encima de todo lo demás.

Las principales necesidades básicas de los niños/as de los 0 a 3 años podrían resumirse básicamente en 7. Las madres de día no podemos suplir la figura de mamá, pero sí podemos proporcionarles esa seguridad que necesitan para desenvolverse en un ambiente diferente a su hogar.

1. Apego: Quizás la principal diferencia entre una madre de día y cualquier otra opción de cuidado elegida de los 0 a los 3 años, es que damos muchísima importancia a la relación afectiva que establecemos con cada niño y niña de forma individualizada desde el comienzo de curso.

Por este motivo, hacemos un periodo de vinculación -que no de adaptación- lento, sin prisa y basado en el bienestar del peque, con el fin de lograr un apego seguro que le permita quedarse con nosotras de la forma más natural posible. Por este motivo, nos tomamos un tiempo en el que la figura de referencia del niño o niña (madre, padre, abuelo, abuela, tía…) participa y está presente en la iniciativa ayudándole a relacionarse de forma segura y sana con la madre de día.

Como profesional, nuestra misión en este momento es observar todo lo que acontece: ¿Cómo es la relación entre el niño/a y su figura de apego? ¿explora de forma segura si ésta se aleja? ¿puede salir de su campo de visión sin que ello le produzca angustia? ¿permanece a su lado temeroso de separarse ni un segundo? ¿la busca constantemente con la mirada?

El niño/a necesita sentirse seguro y explorar en un ambiente de seguridad. Por eso, cada periodo de adaptación es diferente y ajustado a las necesidades individuales de cada cual. Habrá quien necesite más y habrá quien necesite menos tiempo, pero por norma general, nunca hacemos que dure menos de dos semanas.

2. Cuidados y aseo: Sin duda es uno de los momentos más importantes de la jornada en el hogar de una madre de día. El tiempo que nos tomamos a la hora de realizar el cambio de pañal, fomentar su autonomía con el aseo y lavado de manos…

Hay peques que toleran mejor que otros el momento del cambio de pañal, por eso es necesario proporcionarles seguridad y calma en un momento tan importante para establecer ese vínculo de calidad. Es un momento que podemos aprovechar para poner palabras a las diferentes partes del cuerpo o cantar alguna canción para que sea más agradable para ellos.

Si el peque ya se pone de pie con seguridad, el cambio de pañal puede hacerse de pie, de forma que es consciente de lo que ocurre a su alrededor y se muestra más participativo y receptivo. La posición vertical es una forma además de contribuir a su autonomía, permitiéndole colaborar, por ejemplo, a la hora de subir su pantalón cuando ya es más mayor.

3. Alimentación: El momento de la comida es sumamente importante en el hogar de la madre de día. Muchas madres de día elegimos cocinar el menú, si bien otras optan porque sean las propias familias las que un día a la semana se ocupen de la comida de todo el nido. En cualquier caso, es un momento que hacemos todos juntos, estableciendo unas normas en la mesa y comiendo un menú equilibrado revisado y elaborado por una nutricionista.

Algunas madres de día aprovechan para cocinar con los niños/as. Siempre que no suponga un riesgo para ellos/as, puede considerarse incluso un momento altamente pedagógico en el que el peque incluso puede implicarse colaborando en algunas tareas (pelar judías, remover una masa…).

A la hora de comer, permitimos que el niño/a sea autónomo, dejándole comer con las manos o con utensilios que comience a manejar, sin importarnos en absoluto que se manche. Nunca obligamos a terminar el plato si no desea más, y fomentamos la alimentación sana y equilibrada.

4. Sueño: Para un niño o niña el ratito de la siesta es absolutamente sagrado. En el hogar de la madre de día respetamos su sueño el tiempo que sea necesario. Así, si necesita una siesta a media mañana, le dejamos dormir, aunque sea la hora del juego libre.

Tampoco interrumpimos jamás la hora de la siesta. Por eso, pedimos a las familias que si por lo que sea tienen que recoger a su peque antes de tiempo por alguna circunstancia excepcional, entonces lo hagan antes de que se echen la siesta, con el fin de no alterar la rutina de su hijo/a ni del resto de integrantes del nido.

Ni accedemos a «acortar» la siesta del peque para que luego les cueste menos que se duerma por la noche. Sinceramente, un niño que ha descansado bien, estará más contento y activo en el juego, como para no temer que a la noche llegue cansado y con ganas de volver a dormirse.

5. Juego y movimiento libre: Proporcionarles un espacio y los materiales adecuados para permitirles explorar libremente sin necesidad de intervención y sin hablarles demasiado en un momento que para ellos requiere suma concentración. Mientras el niño juega, el papel de la madre de día se limita a la observación consciente de ese juego, algo que le permite conocer a fondo sus necesidades en todo momento.

A pesar de que el juego es libre, establecemos una serie de normas, como son las de cuidar los materiales y no romperlos y recoger y ordenar el espacio una vez hemos terminado (por supuesto esto no pretendemos que lo hagan solos, sino que nosotras recogemos y los más mayores nos ayudan).

Las actividades dirigidas pasan siempre a un segundo plano en el hogar de la madre de día y solo debemos hacerlas cuando sabemos que son adecuadas para sus edades y nos sentimos cómodas a la hora de organizarlas y llevarlas a cabo.

Otra de las necesidades básicas a esta edad es el movimiento libre. Nunca forzamos posturas y favorecemos la autonomía en un ambiente seguro que permita al niño moverse sin ningún tipo de riesgo. No le sentamos si no está preparado y, por supuesto, no le agarramos de los bracitos para que aprenda a andar.

6. Salida diaria: Una de las necesidades básicas de los niños de los 0 a los 3 años es la salida al exterior cada día. Llueva o haga frío, todos los días necesitan un ratito de expansión para poder oxigenarse y respirar. Precisamente cuando llueve esa sensación de que la atmósfera se limpia es muy agradable y les encanta. Les hace feliz tocar texturas mojadas: la hierba, la tierra… Con la salida diaria, potenciamos su desarrollo físico y emocional.

Lo que tenemos que hacer es proporcionarles ropa adecuada a la estación para que la climatología no sea un impedimento a la hora de cubrir esa necesidad de aire libre cada día. No hay nada más triste que ver en otros lugares que en cuanto caen cuatro gotas se quedan sin poder salir solo porque luego es un problema que se mojen o se manchen de barro. Por suerte, la ratio bajita nos permite poder atender esta necesidad sin que suponga un gran sacrificio para nosotras.

7. Presencia consciente: Un niño o niña necesita en todo momento que su figura de referencia esté presente en todos los sentidos. Y que cualquier cosa que necesite sea atendida. Por eso, los móviles han de quedar relegados única y exclusivamente a los momentos de necesidad, pero no tiene sentido que una madre de día esté continuamente mirando su móvil completamente ausente de lo que ocurre a su alrededor.

A lo largo del día pueden darse diferentes situaciones, y porque no todos los días son iguales y hay veces que el niño o niña necesita más abrazos y calor.

Tenemos que tener un profundo conocimiento del peque para saber interpretar sus emociones, poner palabras a distintas situaciones que puedan surgir, ayudarles con su autoestima, seguridad, marcarles límites que contribuyan a su autonomía y respetar su ritmo individual, ya que no todos se desarrollan al mismo tiempo.

La labor de la madre de día implica un profundo conocimiento de las necesidades básicas de la infancia para poder ofrecer una atención individualizada y de calidad.

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