Ser madre de día supone un gran cambio de vida. Por supuesto, desde mi punto de vista, a mejor. Sin embargo, deberás tener en cuenta una serie de cosas que puede que te hagan replantearte tu decisión.
Antes de dar el paso, te recomiendo la lectura de este post (y que lo compartas con futuras madres de día si crees que les vendrá bien):
En este post encontrarás
1. Tu proyecto implicará a toda tu familia
A menos que vivas sola, tu proyecto de madre de día será algo que implique a todos y cada uno de los miembros de tu familia. Tu pareja deberá aceptar que «tu» casa y «su» casa, será al fin y al cabo un espacio abierto al público por el que, tarde o temprano, acabarán entrando familias para realizar una entrevista, adaptaciones y peques en el día a día de la iniciativa.
Por eso, será necesaria de cara a la inspección una hojita que justifique su aceptación del servicio. (En este post hablo de cuando tu pareja no está convencida de tu proyecto. Si crees que es tu caso, te recomiendo leerlo).
Y tus hijos e hijas también deberán entender que otros niños podrán estar en su casa con su madre y, en ocasiones, acceder a sus espacios. Por supuesto, todo lo que pertenezca a su intimidad no será tocado en el día a día, y ahí será importante establecer los límites con los niños que acudan a la casita.
2. Te tocará explicar muchas veces en qué consiste tu trabajo
Especialmente a gente de tu entorno, si no quieres que te hagan sentir mal porque te confundan con algo que no eres, es importante que le dejes clara la diferencia entre el trabajo que desempeñarás tú con los niños y el que desempeñaría, por ejemplo, una cuidadora al uso.
Quizás la principal y gran diferencia, entre otras muchísimas, sea tu titulación y todo el trabajo que lleva aparejado un proyecto de madre de día, además de que es algo que no todo el mundo puede ejercer.
Muchas madres de día se sienten frustradas con este hecho y más si ejercen en comunidades donde no hay regulación, donde se suma el miedo de la falta de respaldo administrativo.
Y yo aquí diría que nuestra profesión es tan especial y bonita que hay que sentirse orgullosa de ella y no tener miedo a difundirla. Y a las compañeras que no están en comunidades reguladas, que siempre digan que desde las asociaciones se trabaja por la regulación y, de momento, de forma responsable las profesionales se autorregulan con la normativa de Madrid o Navarra.
Si hay alguien que desea ser inspeccionada por la administración, te aseguro, que es una madre de día que trabaja con toda su documentación en regla.
3. Y tendrás que tener mucha mano izquierda con los vecinos
Si vives en una comunidad de vecinos, tendrás que contemplar la posibilidad de que a uno le molesten los niños o tu trabajo. Por eso, antes de montar un proyecto, no tengas miedo a comentárselo al portero, a tu vecina de puerta o incluso al presidente de la Comunidad.
En el caso de que vivas de alquiler, por supuesto al casero, que además deberá autorizar que ejerzas ese servicio en su casa.
Y, mi consejo, trata de minimizar como puedas el nivel de ruido si tu vecino de abajo es quisquilloso y procura ir al parque en lugar de quedarte en el patio comunitario, no sea que en algún momento pueda molestarle a alguien y te encuentres con una desagradable denuncia. Sí. Hay gente para todo. Por suerte, abunda la que adora a los peques y te pararán una y otra vez para preguntarte por tu trabajo y por lo bien que se les ve contigo.
4. Deberás trabajar la paciencia antes de la primera familia
Conseguir a la primera familia siempre es lo más complicado, pues cuando nadie te conoce de nada es difícil que te quiera dejar a su hijo, sobre todo si ve que nadie antes lo ha hecho. Sin embargo, todas las madres de día hemos comenzado así, con mayor o menor suerte.
Y lo que es seguro es que, una vez te llega el primero, es mucho más fácil que te vayan viniendo familias llamadas por el boca a boca en general de otras compañeras y de tu primera familia, que a buen seguro hablará maravillas de ti.
5. Necesitarás al menos tres peques para que te sea rentable el proyecto
Para que te salgan los números, deberás al menos cubrir tres de las cuatro plazas permitidas, por lo que la paciencia deberás seguir trabajándola hasta entonces.
Con el paso del tiempo, te darás cuenta de que, además de los gastos normales (alimentación, materiales…), si eres autónoma deberás pagar religiosamente tu cuota mes a mes y cada trimestre deberás rendir cuentas con Hacienda para poner al día tus impuestos.
La parte positiva es que abrir un proyecto no requiere una gran inversión inicial y al principio contarás con la tarifa plana de autónomos.
6. Es posible que en algún momento, una familia pueda dejarte tirada
No serás ni la primera ni la última madre de día a la que le ocurra algo así, y sin duda es una de las cosas que más nos frustran. Al fin y al cabo, nosotras tratamos de ser selectivas a la hora de elegir las familias, pero en ocasiones puedes dar con alguna que, incluso habiendo pagado ya la matrícula, en el último momento decida cambiar de opción.
Y lo que es peor, que en mitad de curso, decida que se marcha porque hay algo que no le encaja, aunque tú no lo alcances a entender. Créeme que no es lo normal, pero en alguna ocasión le ha sucedido a alguna madre de día.
La matrícula no se devolverá, pero el roto ya te lo habrá hecho. En este caso, lo único que te puedo decir es que lo aceptes y sigas adelante, que habrá otra familia seguro que tendrá la suerte de poder contar contigo.
7. Tendrás que seguir formándote
No vale con tener todos los títulos y cumplir todos los requisitos y lanzarte al proyecto. Deberás estar reciclándote cada año con nuevas formaciones que te hagan mejorar como profesional y, además, deberás ir renovando año a año el curso de primeros auxilios para refrescar todo lo aprendido a la hora de salvar una vida en una situación complicada que puedas tener en un momento dado.
8. Mucha parte de tu trabajo será invisible
Créeme que tus deberes no acabarán con tu jornada de 7 u 8 horas con los peques. Habrá otro mucho trabajo además que no será visible, pero que tendrás que realizar igualmente: a diario, poner orden a tu casa y priorizar la limpieza de materiales; cocinar el menú que toque; llevar al día la agenda de los peques; revisar papeles… (Aquí puedes leer un post al «trabajo invisible» de toda madre de día).
En el tema de revisar papeles, sé constante, por favor. Una inspección podrá venirte en cualquier momento y si hay algo que no tengas en regla puedes enfrentarte a una situación de lo más desagradable. Cualquier cosa o cambio que deba saber la administración, como es el cambio de ubicación de un proyecto, comunícalo formalmente para no buscarte ningún lío y que puedan cerrar tu proyecto por falta de transparencia.
Con todo esto, ser madre de día es una profesión preciosa, para la que hay que estar preparada física y mentalmente. Por eso, cuanto más sepamos sobre nuestros puntos débiles e incluso situaciones que puedan llegar a frustrarnos, mucho mejor sabremos enfrentarnos a ellas.
Si tu deseo es ser madre de día, habrás dado un paso muy importante del que estoy segura no te arrepentirás. Eso sí. Revisa de vez en cuando este post para saber que hay cosas que puede que requieran dosis extra de entrenamiento.
Por cierto, que si quieres dedicarte a la profesión de madre de día, aquí estoy para guiarte y acompañarte con tu proyecto. Infórmate sobre mi curso online o escríbeme a info@comosermadrededia.com.
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